"LA GRAN FÁBRICA DE LAS PALABRAS"
Agnès de Lestrade- Valeria Docampo
Ed. Una Luna
¿Hemos pensado al menos una vez como podría ser la vida sin palabras? ¿Sin la posibilidad de expresar sentimientos, pensamientos, sin el poder y la magia de las palabras? ¿Que palabras escogeríamos si en nuestra vida no hay manera de obtenerlas mas que comprándolas muy caras? ¿Nos gustaría gastar mucho para conseguir las palabras que deseamos? Leyendo este libro me he planteado estas preguntas, y no he podido encontrar muchas respuestas concretas. No creo que hubiese manera de escoger las más importantes.
En este libro especial y conmovedor Agnés de Lestrade nos presenta de un país, donde la gente casi no hablan entre ellos. No tienen palabras suficientes, porque les cuesta mucho comprarlas para poder usarlas. En esta tierra la comunicación no es algo natural. Algunas veces en primavera hay rebajas de palabras. Es un mundo, donde predomina más el silencio, y si alguien consigue alguna palabra más, tiene mucha suerte. En la fábrica de palabras se producen palabras para venderlas. Quienes las compran se las comen antes de usarlas. Pero como que son muy caras no todos pueden comprarlas. Hay gente que las busca y encuentra entre las basuras, pero desde allí pueden sacar solo las palabras feas que otros lo han tirado.
La ilustradora de este libro con este universo precioso de imágenes, es Valeria Docampo.
Este video fue realizado por la alumna Natalia Moriconi y la voz del relato de una ex alumna Luciana Frontini. Este trabajo fue presentado en el "HOMENAJE AL LIBRO 2014" , que realizamos todos los años con los alumnos del profesorado de Lengua y Literatura, desde la Cátedra E.D.I. Lectura y difusión de la LIJ.
ʚïɞ Beatriz Ré
"LA CASA DE LOS CUBOS"
KUNIO KATO Y KENYA HIRATA
AH Pipala
Un niño arma una torre de cubos. Al llegar a lo alto de la torre,
apuesta a poner un cubo más. La torre, si está firme, no se caerá.
El corto animado dirigido por Kunio Kato con guión de Kenya Hirata (ganador del Oscar como mejor cortometraje animado en 2009) incentivó a una editora a publicar una hermosa historia en papel. Al igual que el corto, el libro desborda de nostalgia y belleza. La editora, Adriana Hidalgo, acaba de ser reconocida por su labor en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En las palabras de agradecimiento recuerda a su padre, a quien le rinde homenaje con la calidad editorial que hoy ve entre en sus manos.
En la misma feria, la más grande de Latinoamérica, hay un pabellón especial dedicado a Chile que parece tener ventanas en el techo. Ventanas que simbolizan una apertura total hacia las ideas y los sueños. Ventanas abiertas al mundo. Ventanas que miran al cielo.
En La casa de los cubos vive un abuelo, es una extraña casa sobre el mar.
¿Por qué vivía en una casa así?
Porque, en esta ciudad, el mar crecía cada vez más.
Cuando el agua subía y desbordaba su casa, él construía otra.
La casa del abuelo se parecía a una torre de cubos. Cuando subía la marea, él construía una casa sobre otra y otra más. Vivía solo, la abuela había fallecido. Cultivaba el trigo para hacer el pan, criaba a las gallinas, pescaba y compraba a los comerciantes de los botes que vendían frutas y flores, cocinaba su propia comida, jugaba al ajedrez, leía las cartas de sus hijos que vivían lejos…
Cuando caía la noche, el abuelo se dormía
con el sonido de las olas que llegaba desde afuera.
Un día de invierno,
el agua nuevamente desbordó el piso.
Mientras miraba la foto de la abuela,
el abuelo murmuró:
“Habrá que hacer una casa nueva”.
El quiebre que inicia un viaje al pasado sucede cuando la caja de herramientas con las que el abuelo construye su nueva casa cae al mar. El abuelo con su traje de buzo comienza a nadar en su historia, tres casas más abajo.
De aquí en más, el libro se sumerge en un recorrido que tocará el corazón de todos aquellos que alguna vez construimos la torre de cubos de la infancia. Una despedida, un carnaval en familia, o el día a día junto a la mujer de su vida. El casamiento de su hija, el gato que se perdió, el nacimiento del primer bebé. Una hamaca. Una botella en el mar.
A medida que bajaba,
el abuelo se iba encontrando
con los recuerdos que había en cada casa.
En este libro precioso la fusión entre el relato y la imagen promueve en el lector la sensibilidad por los afectos. En especial, despierta ternura hacia el abuelo protagonista, que se aferra a la superficie como a su lugar de pertenencia, a pesar del abandono de una ciudad entera o de la desaparición física de sus seres amados.
Todo lo que toca fondo, tiende, inevitablemente a ascender. El cuento hace ese efecto para que la congoja de quien escribe tenga un respiro. Para permitirme sonreír de la emoción al recordar en el protagonista de la historia a mis abuelos y a su vieja e inolvidable casa de recuerdos. Para leer que, al llegar la primavera, y cuando la nueva casa estuvo lista, una flor de diente de león creció en una grieta de la pared. Para ver que el abuelo esbozó una sonrisa y con ella, la esperanza.
Kunio Kato Nació en 1977, en Japón. Egresó de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad de Arte de Tama, y trabaja en el departamento de animación de la empresa Robot. En 2003 dirigió el corto animado “The diary of Tortow Roddle”.
Kenya Hirata nació en 1972 en Japón. Egresó de la Escuela de Literatura Francesa de la Universidad de Aoyama. Trabaja desde el año 1995 en el departamento de comunicación y planeamiento de la empresa Robot. Realizó trabajos para novelas, películas, cortos, etc.
El corto animado dirigido por Kunio Kato con guión de Kenya Hirata (ganador del Oscar como mejor cortometraje animado en 2009) incentivó a una editora a publicar una hermosa historia en papel. Al igual que el corto, el libro desborda de nostalgia y belleza. La editora, Adriana Hidalgo, acaba de ser reconocida por su labor en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. En las palabras de agradecimiento recuerda a su padre, a quien le rinde homenaje con la calidad editorial que hoy ve entre en sus manos.
En la misma feria, la más grande de Latinoamérica, hay un pabellón especial dedicado a Chile que parece tener ventanas en el techo. Ventanas que simbolizan una apertura total hacia las ideas y los sueños. Ventanas abiertas al mundo. Ventanas que miran al cielo.
En La casa de los cubos vive un abuelo, es una extraña casa sobre el mar.
¿Por qué vivía en una casa así?
Porque, en esta ciudad, el mar crecía cada vez más.
Cuando el agua subía y desbordaba su casa, él construía otra.
La casa del abuelo se parecía a una torre de cubos. Cuando subía la marea, él construía una casa sobre otra y otra más. Vivía solo, la abuela había fallecido. Cultivaba el trigo para hacer el pan, criaba a las gallinas, pescaba y compraba a los comerciantes de los botes que vendían frutas y flores, cocinaba su propia comida, jugaba al ajedrez, leía las cartas de sus hijos que vivían lejos…
Cuando caía la noche, el abuelo se dormía
con el sonido de las olas que llegaba desde afuera.
Un día de invierno,
el agua nuevamente desbordó el piso.
Mientras miraba la foto de la abuela,
el abuelo murmuró:
“Habrá que hacer una casa nueva”.
El quiebre que inicia un viaje al pasado sucede cuando la caja de herramientas con las que el abuelo construye su nueva casa cae al mar. El abuelo con su traje de buzo comienza a nadar en su historia, tres casas más abajo.
De aquí en más, el libro se sumerge en un recorrido que tocará el corazón de todos aquellos que alguna vez construimos la torre de cubos de la infancia. Una despedida, un carnaval en familia, o el día a día junto a la mujer de su vida. El casamiento de su hija, el gato que se perdió, el nacimiento del primer bebé. Una hamaca. Una botella en el mar.
A medida que bajaba,
el abuelo se iba encontrando
con los recuerdos que había en cada casa.
En este libro precioso la fusión entre el relato y la imagen promueve en el lector la sensibilidad por los afectos. En especial, despierta ternura hacia el abuelo protagonista, que se aferra a la superficie como a su lugar de pertenencia, a pesar del abandono de una ciudad entera o de la desaparición física de sus seres amados.
Todo lo que toca fondo, tiende, inevitablemente a ascender. El cuento hace ese efecto para que la congoja de quien escribe tenga un respiro. Para permitirme sonreír de la emoción al recordar en el protagonista de la historia a mis abuelos y a su vieja e inolvidable casa de recuerdos. Para leer que, al llegar la primavera, y cuando la nueva casa estuvo lista, una flor de diente de león creció en una grieta de la pared. Para ver que el abuelo esbozó una sonrisa y con ella, la esperanza.
Kunio Kato Nació en 1977, en Japón. Egresó de la Escuela de Diseño Gráfico de la Universidad de Arte de Tama, y trabaja en el departamento de animación de la empresa Robot. En 2003 dirigió el corto animado “The diary of Tortow Roddle”.
Kenya Hirata nació en 1972 en Japón. Egresó de la Escuela de Literatura Francesa de la Universidad de Aoyama. Trabaja desde el año 1995 en el departamento de comunicación y planeamiento de la empresa Robot. Realizó trabajos para novelas, películas, cortos, etc.
Por Coni Salgado
"UNA CAPERUCITA ROJA"
Marjolaine Leray
Editorial Óceano Travesía.
Hoy voy a hablar de Caperucita Roja, esa
niña inocente que quiere llevarle a su abuelita la merienda y mientras
va caminando por el bosque se encuentra con el lobo, este le engaña para
llegar antes a su destino y así, tras comerse a la abuela se come
también a caperucita y…fin. Ya no hay más, Perrault acabó así. Dejando
morir a la niña y a su abuela.
Sin embargo, los hermanos Grimm, los responsables de los finales felices
de muchos de los cuentos de Perrault, decidieron concederle una segunda
oportunidad a Caperucita.
Tras estas versiones hay muchas, muchísimas más, así, Caperucita se ha
convertido en un cuento universal. Existen versiones en las que
Caperucita es la mala y el lobo la víctima, versiones en las que hay dos
lobos, versiones más progresistas y actuales, más modernas o
tradicionales.
Entre todas estas, hay una que personalmente me encanta, Una caperucita Roja de Marjolaine Leray .
En este caso, les dejo el video, los colores de este libro son básicos, el negro para el lobo
que es el malo y el rojo para Caperucita roja, el fondo es blanco de
esta forma resalta mucho más estas dos figuras. Y no necesita más, tiene
todo lo requerido para hacer de este cuento una historia mágica.
En esta versión Caperucita no se deja engatusar por el lobo, esa
ingenuidad que le caracteriza ya no está, esto hace que el lobo sea el
que tenga un final trágico, de esos que tanto le gustaban a Charles
Perrault.
antea
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